martes, 3 de junio de 2014

El gato, un compañero espiritual



Por Karen Nuncio Barba


Conforme ha pasado el tiempo, el concepto que tenemos de los gatos se ha ido transformando… Como en el Antiguo Egipto, que los consideraban deidades místicas y como en La Edad Media, que eran vistos como oscuros y en relación directa con la brujería. 

Ahora, algunos se refieren a ellos como “interesados”, pero fuera de toda creencia, los gatos son unos de los animales más misteriosos y enigmáticos que conocemos hasta hoy.

Los gatos poseen una conexión y una alta sensibilidad con el mundo invisible. Son capaces de percibir el más ligero sonido o aroma, sensaciones casi inaudibles para nuestros sentidos y una visión súper desarrollada que les permite identificar desde insectos microscópicos hasta los campos energéticos en nuestro hogar y en nosotros.

Son los encargados de limpiar la energía en casa. Utilizan su aguda sensibilidad para detectar el lugar donde se necesita limpiar y es por ésta razón que en momentos se van a descansar a ciertos puntos de la casa, ellos al dormir filtran y transforman esa energía.

Quizás han escuchado que también se les nombra como “psíquicos” o “terapeutas” por naturaleza, pues se debe a que tienen una capacidad de desarrollar una fuerte conexión mental con su dueño. Un buen ejemplo sería que llegan a sentirte cuando estás por llegar, o cuando están cerca de ti, te comienzas a relajar poco a poco, esto se debe también a que nos ayudan a limpiar nuestra energía.

“Así como los perros son nuestros guardianes en el mundo físico, los gatos son nuestros protectores a nivel energético”.

Sabemos que no son los únicos responsables de estabilizar la energía en nuestro hogar, mientras más armonía exista en nuestro ambiente, menos energía negativa necesitará filtrar el gato y por lo tanto, vivirá más feliz.

Ellos en sí, son independientes, silenciosos, amorosos, espontáneos, hábiles, ordenados… 

Se muestran como un maestro, un excelente ejemplo a seguir. Ellos representan el amor incondicional, hacen una labor noble a nuestro lado sin esperar. Pudieran ser una oportunidad de despertar esas cualidades en nosotros como una filosofía de vida o como un hábito psicológico y espiritual.


Por último, es buena ayuda para ellos y para nosotros mismos el que reflejemos un orden interno en nuestro entorno, es una manera de repartirse la carga energética y armonizarla juntos. Y si usted no tuviera gato y llegara uno a su vida, considérelo como una sincronía… porque más que una mascota, es un compañero espiritual.


*Texto originalmente publicado en Círculo #3

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